
Es la primera vez que me volteo a mirar cuánto he subido, lástima que cuando todavía podía distinguir el suelo, no lo hice. Ahora solo están las montañas, el río, los árboles, hogueras encendidas y apagadas. Durante el día, me sobresalto cuando una rama cruje bajo mis pies, por las noches, cuento las estrellas que se han clavado en los cerros, fumando un cigarrillo tras otro. Hay días buenos y malos, todos cargados de nubes, algunas que pasean dejándose llevar por el jugueteo del viento, otras que se deslizan pesadamente, oscuras y amenazantes, otras, apenas se vislumbran en el horizonte, pero en común acuerdo, se chocan unas con otras para producir los más coloridos relámpagos, y no importa cuan lejos se encuentren, han logrado deslumbrar.
Sigo subiendo y no sé si estoy cerca de la cumbre, tengo hambre, cansancio, sueño y la desagradable sensación de que no hay rincón donde los pueda calmar. Sigo subiendo, sigo buscando, sigo observando...
Sigo subiendo y no sé si estoy cerca de la cumbre, tengo hambre, cansancio, sueño y la desagradable sensación de que no hay rincón donde los pueda calmar. Sigo subiendo, sigo buscando, sigo observando...
2 comentarios:
Cuento las estrellas que se han clavado en los cerros....
La palabra precisa, la sonrisa perfecta.
Alas, Del Mar.
No hay de que preocuparse tanto... pronto un abrazo de su amigo disipará tantos pesares
Publicar un comentario