Alma Junior (Cuarta Parte)

Tal como presentía, las horas pasaron lentas. Mientras su madre dormía un inquieto sueño a su lado, notó que en algún momento y sin que percibiera su presencia, había llegado la mañana.

Toda esa noche sumergida en la oscuridad y el silencio, paseando por los rincones de una historia que no podía completar, buscando frases perdidas en lo más recóndito de sus recuerdos, algún indicio, algún comentario y no halló pista de la que se pudiera agarrar. Había viajado en el tiempo hasta llegar al instante en que su padre les presentó a Jack, sólo para imaginar qué habría sucedido si les hubiese preguntado todo lo que ahora necesitaba saber: ¿cómo se conocieron?, ¿cómo fue que llegaron a sentir amor el uno por el otro?, ¿tenían miedo?, ¿alguien más aparte de su madre se había enterado de su secreto?, ¿fueron felices alguna vez?...pero por más veces que repetía ese borroso instante, no podía llegar más allá, siempre se la quedaban mirando con la misma cara de sorpresa, sin pronunciar palabra y sus rostros se diluían para volverla a la habitación de su madre.

Unas voces provenientes de la cocina, la sacaron de sus pensamientos. Seguramente eran Jenny y Benjamin que estaban por partir a sus labores. Alma sonrió con un dejo de tristeza. Su hermana no necesitaba más herencia de Ennis que la que ya tenía, un profundo amor por los caballos que la había llevado a convertirse en veterinaria. Era el orgullo de la familia, aunque se rehusaba a trabajar en la ciudad; prefería pasárselo enlodada en los ranchos ayudando a parir a los animales, como lo hacía su padre. Benjamin, era ahora el dueño de la tienda de Monroe, se le parecía mucho pero su carácter era más fuerte, como el de Alma. En unos minutos, la puerta se cerraría con estrépito y su madre despertaría justo a tiempo para verlos partir a través de la ventana. Realmente, parecía que el tiempo iba marcha atrás.

Antes de que sus hermanos notaran su presencia, se dirigió calladamente al cuarto de costura. Había dejado toda la “evidencia” sobre la cama, las postales estaban revueltas entre las camisas que con tanto esmero había cuidado Ennis.

- Es verdad – mumuró observando el impactante cuadro -, no lo soñé...es real...

La cabeza le iba a estallar por la falta de sueño y alimento, pero justo cuando sus fuerzas parecían abandonarla, reparó en un detalle que siempre estuvo ahí y no había tomado en cuenta. ¿Por qué todas las postales eran de la montaña Brokeback?, ¿tenía eso algún significado?. Si mal no recordaba, cada vez que su padre agarraba alguna cosa del armario, ella miraba una fotografía, ¡la fotografía de una montaña!. Fue como abrir la llave del agua, una gota acarreó a las demás hasta convertirse en un chorro...Ennis siempre evitaba dirigirse al armario y cuando no le quedaba más remedio que hacerlo, lo hacía siempre con prisa y nerviosismo.

La montaña Brokeback, su padre la nombraba en una de las postales, había montañas en las postales de Jack, no podía ser coincidencia.

Se sentía inmensamente feliz por haber descubierto algo, por ínfimo que pareciera: ¡el amor de su padre y de Jack estaba relacionado de alguna manera con la montaña de Brokeback!.

El sonido de la puerta cerrándose con estrépito, le indicó que sus hermanos ya habían salido, debía guardar rápidamente todo. Agarró la bolsa, dejó los recuerdos dentro y la metió bajo la cama; ya encontraría el momento para seguir atando cabos.

Seguramente, Ennis la observaba desde algún lugar, junto a Jack, sonriendo...no podía ser de otra manera...¿quién sino él marcó el sendero para que descubriera su secreto?...