jueves, junio 01, 2006

Alma Junior (Segunda Parte)



Los siguientes minutos pasaron como un tornado, cuando tienes un objetivo tan claro, te conviertes en uno que arrasa con todo alrededor, y no importa dar excusas tontas para decir que no vas a volver a casa esa noche, ni pasar sin mirar a la gente que te saluda por el camino y te dice lo mucho que siente la muerte de tu padre.

La misma pregunta que se hiciera Ennis Del Mar años atrás, se repetía una y otra vez en su mente cansada: ¿estas cosas suceden?.

- Kurt me dijo que venías, pero no me convencí hasta ahora – fue el saludo de su madre al abrir la puerta.
- Necesito quedarme aquí esta noche – respondió ella besándola en la frente al tiempo que pasaba por su costado -, puedo ocupar mi cuarto de soltera, ¿no?.
- Alma Junior... – la mujer cerró la puerta y la siguió por el pasillo -, ...¿es cierto que has pasado la tarde en el remolque de Ennis?.
- Es cierto – dijo sin detenerse, hasta llegar a la puerta de su antigua habitación. Ahora estaba convertida en un cuarto de costura, pero aún conservaba su cama -, me traje unos recuerdos. No sería mala idea que Jenny se diera una vuelta por ahí, es lo único que hemos heredado de nuestro padre.
- ¿Y qué recuerdos son esos? – Alma Beers, clavó sus ojos en la bolsa casi estrujada entre las manos de su hija.
- Algo de ropa, nada de valor si a eso te refieres – Junior, hizo un amago de entrar al cuarto, pero su madre no estaba dispuesta a dejarla ir tan fácilmente.
- ¿Y no vas a explicarme por qué has venido a pasar la noche?, ya veo que no es precisamente para hacerme compañía, Kurt comentó que estabas muy extraña y me parece que tiene razón.
- Pues a mí me parece más extraño que ustedes se asombren, ¡mi padre está muerto, por Dios!, ¿qué tiene de raro que quiera estar a solas con sus recuerdos?. Ahora que mis hijos están estudiando fuera de la ciudad, Kurt se ha vuelto sencillamente insoportable y no estoy acostumbrada a ser el centro de atención.
- Qué injusta eres, Kurt te adora...
- Y yo a él, pero hoy quiero estar con mi padre, ¿es mucho pedir?...

Finalmente, entró al cuarto. Mientras hablaba con su madre, tuvo la sensación de estar retrocediendo en el tiempo, por eso; al cruzar la puerta, era la adolescente que minutos antes le había pedido a Ennis que la llevase a vivir con él. En todos esos años, no había vuelto a sentir tan patente esa sensación de no pertenecer a ninguna parte.

Se tumbó en la cama y clavó sus ojos en el techo. En ese manchado y estrecho campo que alguna vez fue blanco, vio a su padre en distintas etapas de la vida, desde que ella tuvo uso de razón.

Después de esa ceremonia silenciosa, tomó la bolsa y vació su contenido sobre la cama. Habían muchas postales para leer, algunas escritas hasta las gastadas orillas, otras, apenas cruzadas por una palabra; pero todas sin excepción llevaban firma de lágrimas, irregulares manchas que a veces diluían las frases o las subrayaban.

"Cuando no hay trabajo, es una cagada. Pasar el puto día deambulando, esperando la noche y dormir sin ninguna garantía de que voy verte, hijo de puta..."

"Ted, el hijo de Junior, toca la armónica...Kurt se la regaló por el cumpleaños...es un desastre, como tú, hace un rato han estado por acá y me ha dado un concierto, ahora se han ido y el sonidito molesto rebota por las paredes del remolque, tal vez me ayude a soñar contigo..."

Alma hizo un alto y recordó aquella tarde, Ted había enloquecido a todos con su armónica nueva, pero su padre lo había escuchado con paciencia y ella se había conmovido al ver lágrimas asomándose por sus ojos. Le había dicho a su hijo: ¿ves?, has hecho llorar al abuelo.

Ahora lo entendía; no era simple chochera por las gracias del nieto, era el recuerdo de Jack, Jack tocaba la armónica.

Pero algo no encajaba. Si su padre sufría tanto esa ausencia, ¿por qué no volvió a verlo?, estaba claro para ella que Ennis jamás habría enviado unas postales como esas, a nadie, pero sí pudo viajar hasta donde él vivía. ¿Por qué no lo hizo?, ¿se habrían peleado?, ¿por eso nunca más fueron juntos a pescar?, ¿o acaso el de su padre era un sentimiento no correspondido?.

Alma Junior tragó saliva. Acababa de reconocerlo: su padre estaba enamorado de Jack.

- Papá... – su voz se convirtió en sollozo -, cómo pudiste cargar con eso toda tu vida. Sabías que nadie lo iba a entender, seguramente tú tampoco lo entendías...

Las lágrimas volvieron a cubrir su rostro, mientras recordaba ese dolor que nunca logró traspasar; la muralla impenetrable que opacaba los ojos de Ennis.

Lloró hasta que la venció el sueño.
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Despertó un par de horas después. La casa estaba en silencio y oscura, debía ser de madrugada. Buscó a tientas el interruptor de la lámpara que estaba cerca la máquina de coser y encendió la luz. La invadía una extraña calma, pues durante el sueño se le reveló el siguiente paso a dar. Tenía que encontrar a Jack Twist. Todo lo sucedido tenía una razón de ser y ésta era que debía contactarse con él y contarle lo que su padre no pudo. Pero...¿cómo saber donde vivía?. Las postales no tenían dirección, y ciertamente, no era algo que pudiera preguntar a su madre.

Se levantó de la cama para estirar los agarrotados músculos. Vamos, Alma, piensa en algo, se repetía, mientras deambulaba por el reducido espacio. De pronto, su mirada se detuvo en el sobre gastado que antes no se atrevió a abrir y lo tomó sin dudar, no había motivos para que desechara la idea de que también podría darle respuestas.

Una especie de desilusión destiñó su mirada cuando vio el contenido y encontró más postales, pero al leer las primeras su ánimo cambió. Habían sido escritas por Jack Twist y en ellas aparecía su dirección en Childress, Texas.

Aunque no estaba en sus planes leerlas todas, se sentó en una orilla de la cama y lo hizo, siempre con la persistente sensación de estar armando un complicado rompecabezas. Las fechas de las citas coincidían con las en que él y su padre desaparecían para el mundo y se iban a pescar. ¡A pescar!, pensó divertida, ¡nunca trajo un mísero pescado!. A medida que avanzaba en la lectura de esas breves y ansiosas misivas, descubrió que el autor de ellas, también amaba a su padre.

- ¿Cómo pudo suceder algo así?...

Hacía un esfuerzo sin límites por imaginar lo que habría motivado ese amor. ¡Tenía tantas interrogantes y todas ellas quedarían sin respuesta!.

O tal vez, no. Si iba a ver a Jack...aunque tuviera que viajar a Texas, podría hallar alguna luz. Tenía que contarle sobre la muerte de su padre y decirle sin rodeos, que necesitaba saber. Sí, durante el camino pensaría de qué manera abordaría el tema, era una mujer grande y podría manejarlo.

Pero lamentablemente para Junior, las sorpresas estaban lejos de acabar. La última postal que le quedaba por leer, había sido escrita por Ennis y la cruzaba un timbre escalofriante: ¡Fallecido!.

Sus ilusiones se hicieron mil pedazos...¡Jack Twist, estaba muerto!.

9 comentarios:

Anónimo dijo...

Ahora sí que no hay palabras, solo llanto....

Qué hermoso relato nos has regalado.

GRACIAS

Anónimo dijo...

El frio te sienta bien,Alas.
Hacia mucho que no me emocionaba asi..
Casi puedo ver a Alma junior leyendo esa última postal.Gracias.

Anónimo dijo...

notable que te puedo decir lo lei a cien por hora,por supuesto desgarrador ,pero eso ya lo sabemos no,no, es algo que nos asuste, despues de ver como matan a Jack en una carretera solitaria,podemos soportarlo todo.Ultramar...

un-angel dijo...

Querida amiga, este ángel tiene hoy "vuelo nocturno" pero he impreso tu relato y me lo llevo para que me acompañe hasta el alba, mañana te digo qué me pareció... es que ando más liado... pero intento buscar siempre un ratito para pasar por tu casa.
Besitos.

Anónimo dijo...

Con la segunda parte tengo que volver a repetir la cantinela..

... aun me quedan lágrimas... puedo con el resto... puedo leer lo que venga... (estoy intentando autoconvencerme..)... puedo seguir leyendo...

quiero más...

Ana desde el Sur del Mundo dijo...

Hace semanas que vengo masticando esta idea, la misma, la diferencia radica en que Ennis vive. Te la cuento a grandes rasgos: Ennis es ascendido a capataz, le dan una casa, con lirios azules en el jardincito ("como los ojos de Jack" pensará Ennis al verlos) y Alma jr. se empeña en ayudar a su padre en la mudanza... ella ve cómo Ennis atesora una vieja bolsa de papel en la que parece llevar cristales. En cuanto su padre se descuida ella espía en la bolsa y encuentra las postales y las camisas... Cuando va atando cabos, Ennis la descubre, Alma finalmente mira a los ojos de su padre y los encuentra llenos de lágrimas. Ennis deja caer el café que traía en su taza, su corazón ha sido abierto y no puede seguir guardando su secreto...
Y hasta allí había llegado. Ahora Alas, con tu relato, me saco el Resistol, me inclino ante vos y te digo: continuá por favor, ha sido magnífico leerte.

Alas dijo...

Gracias a todos, ustedes se han emocionado con el relato y yo con ustedes, es luz y calor que viene y va. He conseguido ponerme entre la espada y la pared, tal como lo planeé y sigo escribiendo en estos momentos, cosa que no estaría haciendo si no publicaba lo anterior.

Anita Del Sur es maravillosa tu idea, sólo con los "grandes rasgos" de tu historia, ya quiero saber cómo continúa, ¿qué le dice Ennis a Alma en esos momentos?, ese GRAN detalle lo hace totalmente diferente y emocionante!

¡Amo BBM y todo lo que se desprende de ella!

Alas dijo...

Angelito, ya que te vas a acompañar del relato, a ver si logras leer algo más de esas 100 postales, yo sólo tuve acceso a algunas de ellas...espero que hayas tenido un excelente "vuelo nocturno"...por allá ya deben ser las 6:30 de la madrugada...

El César del Coctel dijo...

Me has llevado los sentimientos de un lado para otro... siempre he pensado que Almita es una de las grandes cosas bellas en la vida de Ennis, es la imagen de Ennis, la sonrisa que le daba fuerza...