jueves, agosto 24, 2006

México - Tercera Parte

Las tortillas terminaron por volverlo a la vida. Mientras asimilaba ese nuevo sabor, bastante condimentado, se preguntó qué lo había llevado a mentir sobre su nombre, y más aún, por qué había usado el de Jack. Por unos instantes, revivió el profundo estremecimiento que experimentó en su interior cuando lo hizo.

Levantó la vista y alcanzó a notar un rápido movimiento cerca de la puerta.

- Sé que estás ahí – dijo poniéndose de pie.

Lentamente, Panchito volvió a asomar la cabeza.

- ¿Qué ocurre? – preguntó Ennis sin expresión en la voz.
- Usted...¿es un vaquero? – lo interrogó el chico con sus inmensos ojos clavados en los suyos.
- Sí – respondió él, tragando en seco. Hacía mucho que nadie lo miraba a los ojos tan abiertamente.
- A papá no le gustan los vaqueros, pero a mí sí, yo quiero ser un vaquero.
- Pues...
- ¿Puedo usar su sombrero? – el pequeño alzó levemente una mano hacia él y Ennis retrocedió por instinto.
- No, no puedes… – murmuró cortante.
- ¿Estás molestando al señor Twist? – don Fernando, apareció de manera providencial y acarició los cabellos de su nieto -, discúlpelo, es muy curioso y bastante sociable, lo heredó de su madre, que en paz descanse.
- No me molesta – aseguró Ennis, y luego agregó - me gustaría saber cuánto le debo por la comida y lo demás, debo marcharme.
- ¿Cuánto me debe?, ¡nada, por supuesto! – respondió el anciano, ofendido – usted es nuestro invitado. Lamento que deba partir tan pronto, es la primera vez que mi nieto siente simpatía por un forastero.

Nuevamente se encontraba en una situación comprometida, una discusión sobre dinero con don Fernando terminaría por retenerlo y sólo deseaba escapar. Le molestaba el hecho de sentir simpatía por él y más aún por su nieto, que rozaba dolorosamente uno de tantos sueños que jamás llegó a cumplir, tener un hijo.

- Tengo asuntos que resolver – dijo jugando de manera ansiosa con las manos -, pero antes de partir vendré a despedirme, le estoy muy agradecido.

Inclinó levemente la cabeza, bajó el ala de su sombrero y se marchó sin mayor ceremonia, dejando a nieto y abuelo, inmóviles por el desconcierto.

Afuera, los habitantes del pueblo comenzaban a dar señales de vida y Ennis no necesitó ser muy perpicaz para saberse el centro de sus miradas. Mientras subía a la camioneta, pensó que aquel lugar ardiente y solitario, era el complemento perfecto para la aridez y el vacío que llevaba por dentro; bien podía ser México, o la extensión de su sufrimiento.

Le urgía partir, pero algo impedía que se decidiera a poner el motor en marcha. Habían pasado 25 años y parecía no comprender que jamás podría ganarle al destino.

Con el rabillo del ojo notó movimiento en la entrada del hotel y al volver la mirada, vio a Panchito hablando con un hombre robusto que ya debía rondar los cincuenta años. El pequeño se hacía sombra con una mano sobre la frente mientras escuchaba atentamente lo que el desconocido le decía con exagerados movimientos. Estaba a punto de descender del vehículo, cuando vió aparecer a don Fernando tan furioso, que le costó asociarlo con el anciano amable que había dejado minutos antes.

En medio de la discusión, el extraño empujó al abuelo y estuvo a punto de hacerlo caer. Ennis no lo pensó dos veces, bajó de la camioneta y en menos de lo que dura un parpadeo, lo agarró por las solapas.

- ¿Algún problema? – le escupió a la cara.
- ¡Un gringo! – carcajeó el hombre. Su aspecto era tan desagradable, como el hedor que despedía.
- Si cierras la boca y te marchas de inmediato, vas a conservar la dentadura – le advirtió.
- Como digas – el desconocido levantó las manos en son de paz -, así es que tú eres el cabrón…
- ¡Dije que cierres la maldita boca! – Ennis no necesitaba saber español para entender que estaba siendo insultado y su puño se alzó en el aire.

El agredido retrocedió, aún con las manos en alto.

- Veo que Diego está extendiendo sus horizontes – dijo mirando de reojo a don Fernando y se marchó justo a tiempo para esquivar el golpe.
- Vé adentro mijito – dijo el anciano a Panchito. El niño, atemorizado, obedeció de inmediato.
- ¿Le hizo daño? – Ennis se volteó hacia él, entrecerrando los ojos a causa de la intensidad del sol.
- No, estoy bien – respondió el hombrecito con gesto cansado -, su presencia ha sido providencial, Jack.

El tiempo se detuvo para Ennis Del Mar. Sólo era el nombre de Jack surgido de una voz extraña, y sin embargo, de ninguna otra manera hubiese podido calarle tan hondo.

"Su presencia ha sido providencial, Jack". Aquella sencilla frase resumía tanto de sus propios sentimientos, que se sintió enfermo.

- Otra vez está descompuesto – la voz de don Fernando coincidió con la imagen borrosa que Ennis vio aparecer a su lado -, ¿esos asuntos pendientes, pueden esperar?, usted necesita un descanso.
- Así es… - esta vez no iba a negarse. Deseaba estar solo y el descanso era una buena excusa. Una habitación, lejos de miradas curiosas y de ese calor insoportable -, …pero antes, ¿no va a decirme qué sucedió aquí?, ¿quién era ese hombre?.
- No vale la pena que lo sepa, está usted de paso y esa es una historia muy triste como para echársela encima.

Ennis tuvo que concordar con él. Habían historias demasiado tristes como para que las cargara nadie.

(Continuará)

8 comentarios:

pon dijo...

tic tac tic tac tic tac.....me da algo, mi Ennis sufriendo más aún.
Pobretico mío, este hombre a ver cuándo algo le sale bien y descansa de una buena vez.
Alitas, chapó guapa.

Anónimo dijo...

hola buenos dias
Alas este relato esta intrigante y brillante como siempre,me dejas siempre sorprendido ese suspenso y tiempo perfecto que tienes,para cada frase......
Ultramar
volvio en frio y la niebla anoche parecia de peli de vampiros.....

Anónimo dijo...

Ennis está de paso..pero de momento ya va a dormir en México.

Esperaremos.

Genial Alas.

Mar del Norte dijo...

Gracias por este relato,,, tan genial como el eres tú, Rosa...
No nos hagas esperar mucho...

un-angel dijo...

...que incertidumbre, nos dejas el corazón en suspenso. Y que bonito te sale, como nos pintas el alma de Ennis, su brusquedad, sus silencios, la profundidad de sus sentimientos...
Un besito y adelante...

Alas dijo...

Les agradezco en el alma, espero que tengan paciencia, la escasez de tiempo y algo de estrés, sumados a los profundos silencios de Ennis van poniendo esto algo lento, cuesta y duele muchísimo empaparse de su mundo interior y hay que estar muy atento en los momentos en que decide hablar...gracias por ser tan generosos en sus comentarios.

Dalia dijo...

amiga, es hermoso, escribes de Ennis como nadie

El César del Coctel dijo...

Tocas hilos muy profundos: ¿un sentimiento paternal?... el nombre de Jack en la voz de un desconocido...mmmm