
Una carretera interminable.
Todo era tan igual, como una fotografía. La cinta con la música que estaba oyendo, volvía a comenzar por quinta vez.
¿Cuánto tiempo llevaba conduciendo?, ¿unas horas?, ¿días?. Se había acostumbrado tanto al volante, que cuando no lo aprisionaba entre sus manos, le parecía haber perdido parte de ellas.
Se autoproclamó: “reina de la carretera”. Sobre el asfalto, se extendía su reino de ilusión.
Dio un manotazo a la cassettera y la triste voz que la mataba de nostalgia, cesó bruscamente, llevándose con ella parte de la cinta.
- ¡Maldición! – exclamó, mientras la oía arrugarse sin remedio.
Apenas se distrajo un segundo, no podía permitir que se estropeara por completo. Con la mano libre, salvó lo que pudo de su maltrecha grabación y cuando volvió a levantar la vista, el panorama frente a sus ojos había cambiado.
El azul del cielo se había tornado gris y en su horizonte, medio oculta por la bruma, emergía una montaña.
- ¡Qué diablos…! – murmuró antes de frenar en seco.
No bajó inmediatamente de la camioneta, necesitaba recuperar el ritmo de su respiración. Las horas que llevaba sin dormir le estaban jugando una mala pasada. Apenas despertara de ese sueño, se orillaría para descansar.
- Oiga… - alguien golpeó el vidrio de la ventanilla.
Su cuerpo se tensó por completo y sintió un extraño pavor. Aunque su cerebro lo ordenaba, no fue capaz de alzar la vista para mirar.
- Oiga…¿está bien?...
- Estoy bien… - dijo, aún sin moverse.
- Entonces vaya hacia la orilla, está en medio de la carretera – la urgió la voz desde fuera. La chica podía ver con el rabillo del ojo, al sujeto que tenía la cara pegada a la ventanilla.
Finalmente, se volteó a mirarlo.
Cuando sus miradas se cruzaron, supo que todo lo que tardó en voltearse a verlo, no había sido más que el presentimiento de que algo inesperado estaba por suceder. Esos ojos agudos y la sonrisa punzante…, ¿lo conocía de alguna parte?, ¿en otra vida tal vez?.
- Voy…voy hacia la orilla – avisó, más con el movimiento de sus labios, que con su propia voz; luego condujo la camioneta hacia el costado derecho del camino y detuvo el motor por completo.
El sujeto se acercó nuevamente y pudo notar que llevaba una bolsa de género al hombro. Aún temerosa, abrió la ventanilla de su costado.
- ¿Me puede decir dónde estamos? – preguntó, asomándose apenas.
- Camino a la montaña Brokeback... – el muchacho no dejaba de sonreír.
- ¿La montaña Brokeback?... “sin duda, es el sueño más extraño que he tenido en años, no debí comer en ese sucucho de pacotilla”…
- Sólo hay una vía a esa montaña, y si no la conoce; es que está realmente perdida.
- Pues parece que sí lo estoy… - suspiró resignada. No podía hacer nada hasta despertar, así es que lo mejor era dejar que el sueño siguiera.
- ¡Lástima! – exclamó el chico con verdadero pesar -, tenía la ilusión de que pudiera llevarme el resto del trayecto, he caminado muchísimo y me parece que no logro avanzar.
- ¿Va hacia la montaña?...
- Ese es mi destino – el muchacho señaló la bolsa que cargaba al hombro -, soy nuevo en la oficina postal y debo ir por la correspondencia de los pastores que pasan el verano en sus laderas. Un trabajo ingrato que con mucho placer designan a los novatos.
- Vaya…, pues suba, no tengo nada que perder, de igual manera debo mantenerme ocupada hasta despertar.
- ¿Hasta despertar? – el joven dudó en aceptar su ofrecimiento.
- No me haga caso y suba. Si este es el camino a la montaña, es que voy a la montaña.
Finalmente, el muchacho rodeó la parte delantera de la camioneta y subió al asiento del copiloto.
- Ha sido una bendición encontrarla – dijo con su eterna sonrisa, mientras se acomodaba.
- ¿Le parece? - preguntó incrédula.
- Absolutamente. Esta es una carretera de difícil acceso, muchos se pierden en su intento por hallarla, por eso me ha parecido una bendición verla aparecer de pronto y detenerse justo frente a mí.
- Le soy sincera, a mí me parece aún más increíble.
Entre los dos se produjo un repentino y cómplice silencio, que el chico rompió segundos después:
- Bueno, si vamos a ser compañeros de viaje, debemos presentarnos…You, de la oficina de correos – le ofreció una nueva sonrisa y acercó su mano para estrechar la suya.
- Mountain – respondió ella, repentinamente inspirada por los altos picos cubiertos de neblina que tenían enfrente. Estrechó su mano y sonrió por primera vez, - será mejor que nos pongamos en marcha o nos caerá la noche antes de llegar.
Mientras echaba a andar el motor, un aire nuevo llenó sus pulmones. La reina de la carretera no sólo había encontrado un compañero de viaje, también había encontrado un lugar donde llegar, un destino. Las ruedas rechinaron sobre su reino de asfalto y se delizaron a gran velocidad.
El chico de la oficina de correos, abrazaba la bolsa de correspondencia, al tiempo que intentaba recordar quién le había dicho: “lo más difícil es encontrar el camino a la montaña, pero una vez que des con él, ella se encargará de llevarte hasta allí”…y ahora iba en camino...con Mountain, la montaña.
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15 comentarios:
No sé que diablos hice, pero borré el post y tuve que volver a publicarlo...lo siento, se perdieron los comentarios...snif...buenos días y buena semana.
ay qué lástima.
Qué hermoso relato, describe muy bien a este par de amigos que nos alegran todas las semanas.
Muy lindo Alitas, repartiendo belleza como siempre.
Ay, Alas que todavía no te has recuperado del resacón...
Decíamos que vaya genialidad escribiste. Y yo además te apachurraba...(me encanta esta palabrita que tu dices)
Jajaja...ya estoy pensando en unos futuros apachurramientos, espera nada más...gracias Dalia y Maxi, un besote para las dos...
eeeeeeeeeeeeehhhhhhhhhh pues ya me quede con la miel en los labios, to be continued......... digo yo, pq acabas de empezar la historia interminable jejejeje,, así q 2 parte plis cuando usted buenamente pueda........
Pues sabes You, me quedé pensando si continuaba o no...y claro, cómo voy a desatender la voz de uno de los protagonistas, jajaja...cuando buenamente pueda, tendrás tu segunda parte, besotesssssss...
Pera que me acuerdeeeee....joer a mi edad estas cosas, Alitas....
"¡Bien bien bien!
¡El encuentro de dos fuerzas de la montaña!
Un beso para los viajeros y la escritora!".
Algo así, que reitero con todo el cariño.
Ay amiga, qué hermosa historia!!!
Y qué hermoso encuentro con todo lo bello que dió de si.
Besos Alas, Mountain, You.
corcho, que bonito, ahí hay toda una historia para contar, ¿te has animado a sacarla adelante, amiga mia? los homenajeados tienen que estar encantados...
Un besote.
Buenísima la historia, esperamos la segunda entrega Alas. Besos
Ro
Felicidades, para You y Mountain, protagonistas del relato; y que siga la historia. La cinta que se traba y ¡zas!, a otra dimensión. Y viajando con ese acompañamiento musical, mejor imposible.
Un beso
Mountain, me parece que es el servidor de ODEO que está con problemas, de igual manera era KING OF THE ROAD!
Ya viene la segunda parte del relato, he podido avanzar poco y nada porque tengo una gran carga de trabajo estos días, estoy al borde del estrés, pero muy prontito les llegará un OLOR A PINOS, besos y gracias por sus comentarios y compañía de siempre...
Me quedo, me quedo, aunque siempre llegue tarde.Aqui estoy sentada a un lado de la carretera y viéndoles pasar.
Y ahora?
Yo también me quedo.
Que fantástica idea Alitas.
¡Vaya viaje!
Qué bonito!!!
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