Relatos de la montaña: "Olor a pinos"

- Huele a pinos... – murmuró You, con los ojos cerrados y los brazos cruzados sobre la bolsa que protegía cerca de su pecho.
- ¿Pinos? – Mountain alzó la nariz unos centímetros e inspiró con fuerza.

Llevaban un par de horas en la carretera y la noche los acompañaba desde hacía un rato. El silencio no parecía molestarlos, sólo habían intercambiado un par palabras al inicio del viaje, cuando concordaron en que tratarse con formalidad, los hacía sentir mayores.

- Es verdad, huele a pinos... – murmuró consternada. ¿Los sueños también olían?...
- La montaña nos está dando la bienvenida – dijo su acompañante y sonrió sin abrir los ojos.
- ¿La montaña dices?...la verdad es que desde que oscureció no veo más que sombras...
- Eso es porque sólo miras hacia el frente, no te he visto mirar a los costados en todo el tiempo que llevamos viajando...

Automáticamente, Mountain giró la cabeza hacia su izquierda. En un comienzo no notó nada diferente, pero tuvo que volver a mirar. Detrás de un sombrío bosque de pinos, se recortaba una inmensa ladera de la montaña. Un destello daba a sus contornos un aura espectral.

- Diablos... – la muchacha frenó en seco y You tuvo que hacer uso de todos sus reflejos, para no azotar la cabeza contra el parabrisas.
- ¡Qué ocurre!...
- ¡Mira eso!... – dijo ella apuntando hacia fuera -, la montaña está brillando...

El chico miró a través de la ventanilla y como era su costumbre, sonrió...

- Será mejor que bajemos de la camioneta – la invitó -, esto no querrás perdértelo...
- ¿Sabes de qué se trata? – preguntó la chica mientras bajaba.
- Claro que sí, es más, me extraña que no lo sepas tú...

Una vez fuera del vehículo, You tomó la mano de Mountain y la condujo a través del bosque, hasta llegar a un claro que les permitiera ver mejor el espectáculo.

- ¿Qué es eso? – exclamó la muchacha llevándose ambas manos a la boca, cada contorno de la roca brillaba hasta cegarlos -, ¿qué está sucediendo?...
- No tengas miedo – la tranquilizó You -, y saluda a nuestra amiga...

Una luz cegadora comenzó a emerger por detrás de los cerros y Mountain pudo sentir cómo flaqueaban sus piernas. Sólo cuando dejó el pánico de lado y la luz se había elevado lo suficiente, logró entender lo que sucedía...aquello no era otra cosa que la luna llena más grande y espectacular que había visto en toda su vida...



- Qué...maravilla – dijo en un susurro -...ahora no quisiera despertar...
- ¿Por qué siempre hablas de despertar? – preguntó You.
- Porque...

Una rama crujió a sus espaldas y antes de que voltearan a mirar, alguien huyó; aunque no lo suficientemente rápido, porque pudieron distinguir su sombra alejándose.

- ¡Vamos! – dijo You, tomándola de la mano -, ¡veamos quién anda por ahí.!...
- ¡No! – la muchacha volvió a sentir temor -, ¡puede ser cualquier cosa!...¡la camioneta, está sola!...
- ¡Vamos! – insistió él -, ¡vamos!, ¡vamos!, ¡qué se nos escapa!...

Mountain tenía mil argumentos para seguir diciendo “no”, pero también sentía curiosidad y en compañía de su nuevo amigo, se sentía segura. Tomó aire y el olor a pinos la invadió por completo...

- ¡Vamos! – dijo con renovada energía. Juntos, se internaron en el bosque, tatuando sus siluetas en la luna.

“La noche nos ilumina
con el resplandor de la luna y las estrellas
nos guían por el camino ,su mágica luz”... (You y Mountain)